Según el reporte “Los emprendedores perdidos” de la OCDE, Chile en el año 2021 contó con el mayor porcentaje de la población participando en nuevos emprendimientos. Y dentro de esto, las startup son las grandes protagonistas, gracias a varios casos de éxito que traspasaron fronteras, demostrando que Chile y Latinoamérica cuentan con un alto potencial en innovación.
El concepto startup se refiere a empresas que son jóvenes o recién creadas, tienen grandes posibilidades de un crecimiento rápido y eficiente. Nacen para resolver problemas o un “dolor de la sociedad”, de manera simple, creativa e innovadora. En general, pertenecen al área de la tecnología, o al menos, la utilizan para entregar sus soluciones.
Mientras que las “empresas tradicionales”, usan modelos de negocio ya conocidos y funcionamientos comprobados, las startups funcionan con mayor agilidad en la toma de decisiones y ejecución de los procesos.
Algo que también las caracteriza, es que a la hora de entrar al mercado, lo hacen buscando capital, y utilizan tecnologías para crecer y encontrar financiamiento*. Lo positivo, es que el año pasado, los emprendedores chilenos lograron reunir inversiones por US$2 billones. Y América Latina en general, fue capaz de triplicar el total del financiamiento en el sector privado. Todo esto se vuelve bastante atractivo, pero al mismo tiempo, riesgoso. Se puede ganar mucho más que trabajando para otra empresa, pero a la vez se puede perder la inversión propia y de terceros.
Emmanuel Massenez, es cofundador de Arara, startup de tecnología especializada en inteligencia artificial, hoy presente en Chile, México y Estados Unidos. En su experiencia de más de siete años en este y otros proyectos, cuenta que “no basta solo una buena idea para comenzar una startup, es muchísimo más. Hay muchos factores que entender y considerar. Cuando uno se lanza a emprender, tiene un impacto no solo en su propia vida, sino que, también, en la vida de los que apoyan el proyecto y las que te rodean. Si uno se compromete a algo, hay que ser respetuoso con eso”.
Muchas empresas hoy consolidadas en algún momento fueron startup, como Google o Facebook. Sin embargo, “para que un proyecto -en principio riesgoso- se afiance, es necesario dar algunos pasos que permitan convertirte en un negocio seguro a medida que pasa el tiempo”. Y no es fácil triunfar en este mercado: solo el 10% de las startups que nacen se vuelven exitosas.
Si hablamos de éxitos, en nuestras empresas de Moovmedia Group hemos tenido la oportunidad de trabajar junto a reconocidas startups. Una de ellas es Betterfly, la startup solidaria creada en Chile, que el año pasado recaudó más que Cornershop y NotCo en la misma etapa de inversión (te recomendamos el “Boom de las startup locales, Cómo Chile se convirtió en top 2 del emprendimiento mundial).
Startup: un compromiso y perseverancia
De acuerdo a Sofía del Sante, representante de ProChile en Munich, lo que se necesita para manejar una startup es compromiso. Se tiene que estar dispuesto a renunciar a mucho, para invertir en algo cuyo éxito no está asegurado.
“Muchas veces los fundadores dejan sus trabajos en el mundo corporativo, buenos sueldos y estabilidad, para empezar algo que si bien es propio, implica años sin un sueldo ni horario. Se deben hacer sacrificios en lo que respecta a la vida personal. Y así todo, no hay garantías de éxito”, afirma.
“Sin embargo, si se triunfa la gratificación es muy alta”, dice. No solo en términos económicos, sino que, también, en valóricos. El hecho de ver el esfuerzo de uno prosperar entrega mucha satisfacción.
En esta línea, Emmanuel Massenez, agrega que “una startup no es un proyecto que se inicia y se abandona al año siguiente. Es algo con lo que uno se debe comprometer por completo, aún cuando pueda ser frustrante y sin los resultados esperados”.
*Nota: Existen distintas etapas de inversión para una startup, como inversión de los emprendedores, FFF (Friends,Family & Fools), incubadoras y aceleradoras, crowdfunding, Business Angels, Seed Capital, Fondos de Inversión.