«El peor error sería prohibir o utilizar la IA como un sustituto a aquellas habilidades y conocimiento que necesitamos enseñar»

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La revolución de la inteligencia artificial (IA), el chat GPT y todas las otras herramientas que han surgido presentan enormes desafíos para la sociedad y la educación no se queda atrás. ¿Cómo es posible que una combinación de algoritmos pueda hacer cosas que pensábamos solo estaban reservadas para personas? A raíz de esto, la pregunta que surge es: ¿Cómo utilizar adecuadamente esta tecnología y las innumerables herramientas en la vida diaria y particularmente en las salas de clase?

La IA no tiene límites, es capaz no sólo de procesar millones de datos en milésimas de segundos, sino que también aprender y adaptarse a las más variadas situaciones mucho más rápido y mejor que los seres humanos. Si bien, puede facilitar  en muchos aspectos la vida diaria, es válido preguntarse cómo fijar las restricciones con alumnos que aún se están en un proceso de formación. 

La IA crece a pasos agigantados y es imposible contenerla como proponen Elon Musk y cientos de expertos en su carta abierta refiriéndose a los «grandes riesgos» para la humanidad que podría traer consigo. Sin lugar a dudas, podría ser un arma de doble filo si como usuarios no tenemos una guía, por lo que solo nos queda enseñar a utilizarla de manera responsable, lo cual será la gran tarea de los educadores. 

La tarea que nos tocará a los docentes será enseñar el uso correcto, responsable y ético de estas herramientas, utilizándose en tareas complementarias para impactar de manera positiva en el aprendizaje de los alumnos. El peor error sería prohibir o utilizar la IA como un sustituto a aquellas habilidades y conocimiento que necesitamos enseñar.

Definitivamente, existe un cambio de paradigma y los profesores tenemos la necesidad de repensar la forma en que enseñamos  y evaluamos. Más que el alumno memorice deberá enfocarse en razonar y en aplicar la información correctamente en diferentes situaciones, con pilares como la responsabilidad y la ética para poder realmente enseñar a los futuros líderes de nuestra sociedad.

Por lo anterior, es fundamental que las universidades cuenten con cátedras de ética para incorporar la irrupción de la IA en nuestras vidas. No en vano en las principales universidades del mundo hace años que se enseña ética como una de las clases más importantes. 

Hace unos años estudié un MSc in Technology Management en Georgetown University, y antes de aprender algo de tecnología o negocios, la universidad nos hizo reflexionar sobre el impacto y consecuencias éticas y legales del uso de datos y el impacto de ello en la privacidad de los usuarios. Con la irrupción de la IA, me parecería lógico seguir el mismo camino ante la inminente avalancha de decisiones que tendremos que tomar al respecto. 

Nuestra responsabilidad es formar personas de bien para el futuro, lo que incluye también enseñar a reflexionar sobre el correcto uso de la inteligencia artificial de manera responsable y ética para que pueda ser artífice de grandes e inimaginables beneficios para la sociedad.

Rodrigo Andrade, Co-Fundador Moov Media Group